jueves, 27 de noviembre de 2008

El ayer

La transición del presente en el recuerdo, deja vulnerado al ser: domina la razón, llega a la consigna de primar el pensamiento; se filtra entre la sangre y cree que necesita de esos instantes que viven en el tiempo; se convierte en las córneas y cree que necesita de la visión para no olvidar esos destellos; se convierte en ayer, tangible para que corra a abrazar el momento que ya es humo. Te consume hasta develar tu lado blando, débil.

Menos mal que cuando la razón ingresa, se pone como una laguna celosa e impide que las gotas de la lluvia ingresen a sus dominios. Movemos la cabeza y, como ahora, continuamos con nuestras vidas.

Harry Cañari Atoche

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